Consiste en descalificar la percepción de la realidad del otro, lo que puede ser destructor para su personalidad. La víctima comienza a tener problemas de autoestima, se torna vulnerable y dependiente. Cómo salir de esta peligrosa trampa, según los expertos.
Negar algo que sucedió, contar otra versión de las cosas, mentir sobre algo que sabemos que es verdad. Estos son algunos ejemplos de gaslighting. También conocido como “hacer luz de gas” a alguien, es una forma de abuso psicológico que consiste en manipular la percepción de la realidad del otro.
La persona abusadora manipula consciente o inconscientemente a su víctima para que dude de su propio criterio. El método suele ser progresivo y se basa en el refuerzo y repetición de mensajes que logran que la otra persona llegue finalmente a dudar de sí misma.
Alexis Alderete, MP 85367, licenciado en Psicología, especialista en trastornos de ansiedad y entrenamiento en habilidades en Fundación Foro, definió que “se denomina así al acto de manipular a una persona para que dude de su propia realidad, percepción o sus recuerdos. La finalidad de quien lo aplica es desequilibrar emocionalmente a su víctima generando una desconfianza en las decisiones que toma, haciendo que empiece a dudar de si misma, logrando con dichos actos inseguridad y que tenga una mayor dependencia de quien lo aplica”.
Este término tiene su origen en una obra de teatro del mismo nombre del año 1938, y la posterior película de Hollywood en 1944. Titulada “Gaslight”, en ella un hombre (interpretado por Charles Boyer) manipula a su mujer (caracterizada por Ingrid Bergman) para que crea que está loca y así robar su fortuna escondida. Durante el filme, él esconde objetos como cuadros y joyas haciéndole creer a su esposa que ella ha sido la responsable, aunque no se acuerde. También atenúa la luz de gas (no había electricidad) y le hace creer que el fuego sigue brillando con la misma intensidad que antes.
Por su parte, Any Krieger, psicoanalista de Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), manifestó: “Yo enfocaría el gaslighting no solo desde el hombre que se lo hace a la mujer, como ocurrió en esa obra de teatro y en la película, sino que entiendo que todos somos objetos de estos abusos a nivel emocional, porque todos somos vulnerables. Los seres humanos necesitamos siempre de un “amo”. Esto quiere decir alguien que esté en un nivel superior, que detenta el poder. Y uno, así como cuando era niño o niña se recostaba en los padres, cuando es adulto, también necesita de esas figuras parentales, porque la vida es muy dura. Entonces, en realidad, todos sufrimos de este abuso emocional. Y a todos nos pintan, en general, realidades que pueden coincidir o no con las que uno vive”.
Y agregó: “Freud dice que el ser humano es un ser desamparado y que necesita de la madre cuando es bebé, que sin ese otro no puede vivir. Pero ese desamparo no cede. El ser humano siempre tiene un punto de desamparo y de vulnerabilidad que hace que necesite de los otros. Y ahí es donde, en esa trama, en ese entretejido de uno con el otro, se arman estas cuestiones en donde a veces uno, a veces el otro, se siente abusado emocionalmente”.
El gaslighting conlleva efectos nefastos sobre la autoestima y el bienestar psicológico de la víctima, que a veces tiende a aislarse de su entorno, haciendo más difícil la tarea de detectar el problema y superarlo.
El doctor Juan Eduardo Tesone médico UBA psicoanalista y psiquiatra de APA explicó que “el gaslighting es un abuso psíquico que consiste en descalificar las percepciones y las emociones del otro a través de manipulaciones que, en general, son conscientes y deliberadas. Si bien este mecanismo puede ser aplicado a cualquier persona, se lo describe como una forma de violencia doméstica, que padecerían más frecuentemente las mujeres y algunos niños. El otro no es respetado en su propia percepción y la descalificación intenta confundir y negar en su propio beneficio lo que el otro está percibiendo”.
Tesone señaló que es frecuente en las disputas de pareja o incluso, adquiriendo un carácter más grave, en situaciones de abuso sexual e incesto, “en las cuales el padre abusador, al mismo tiempo que comete el incesto le dice a la niña ‘esto no es un incesto…lo hago porque te quiero’. Comete la violencia extrema del incesto y al mismo tiempo la niega. Estamos en una paradoja. La persona sometida a esta forma de violencia psíquica, puede entrar en confusión y dudar de sus propias percepciones de la realidad a tal punto que resulte enloquecedor y sumamente destructivo para una personalidad frágil o en formación. No es exactamente lo mismo que inducir culpabilidad, es un mecanismo que intenta destruir la percepción de la realidad en el otro a tal punto de intentar enloquecerlo”.
Además, se trata de algo que se refuerza con el tiempo. A mediada que más se haga dudar a la otra persona sobre su juicio, su punto de vista y sus recuerdos, más inseguridades le surgirán y menor será la confianza que deposite en sí misma. Esto coloca al manipulador en una posición de poder y control.
Según un estudio realizado en conjunto por la Universidad de West Florida y North Florida, como resultado del constante maltrato, la víctima comienza a tener síntomas como: baja autoestima, mayor confusión sobre su realidad y se torna extremadamente vulnerable y dependiente de los otros.
Señales de alerta
¿Cómo saber si nos están manipulando emocionalmente? “La identificación de que estamos siendo víctimas del gaslighting es difícil, debido a que suele ser sutil y de forma constante, pero algunas señales que se pueden observar en uno mismo dan las pautas de que algo no está bien”, indicó Alderete y señaló los siguientes signos para tener en cuenta:
- La persona empieza a tener confusión y dudas sobre sus recuerdos, hasta en casos extremos, se cuestiona si realmente sucedieron.
- Comenzar a dudar de uno mismo y de las propias decisiones.
- Sensación de aislamiento del entorno y buscar una permanente validación de quien aplica gaslighting para reafirmar la realidad que se atraviesa.
¿Qué lenguaje usa el manipulador?
“Los manipuladores utilizan una serie de prácticas para desmentir la realidad de su víctima”, dijo Alderete y dio algunos ejemplos del lenguaje que aplican:
- Niegan tajantemente eventos o situaciones que sí sucedieron. Ejemplo: “Eso que decís nunca sucedió así, estás inventando cosas”.
- Minimizan los sentimientos y las experiencias vividas, haciendo que la víctima sienta que está exagerando o que sea una persona poco razonable. Ejemplo: “Siempre exagerás las cosas”.
- Cuando se los confronta por su comportamiento enseguida buscan cambiar de tema o desviar la atención. Ejemplo: “Siempre me estás culpando por cosas que son del pasado”
- Hacen sentir culpable siempre a la víctima por las conductas del manipulador. Ejemplo: “Si prestaras más atención, esto no habría sucedido”.
Por su parte, Tesone advirtió: “Toda frase que descalifique al otro, en su percepción, en su sensibilidad y en su propia subjetividad vehiculan un efecto disruptivo en el psiquismo del otro potencialmente destructivo”.
Otras frases frecuentes del manipulador suelen ser:
- “No hagas drama”
- “Reaccionás demasiado a las cosas”
- “Estás loco, necesitás ayuda”
- “Yo nunca dije eso”
- “¿Por qué te ponés a la defensiva?”
- “Yo no hice eso”
- “Es tu culpa”
- “Solo estaba bromeando”
- “Tu recuerdo está equivocado”
Cómo afrontarlo
El doctor Tesone comentó que no es fácil que la persona tome conciencia de ese tipo de manipulaciones. “Sería importante que pueda confiar en sus propias percepciones y en caso de duda pida ayuda externa; que intente salir del campo de interacción estrecha de la pareja que la somete a ese tipo de manipulaciones. La puesta a distancia se revela necesaria y el pedido de ayuda a un tercero, eventualmente un profesional, resulta crucial”.
En concordancia, Alderete recomendó: “Para poder salir de una situación de manipulación lo primero que debe hacer la persona es reconocer, observar y aceptar la situación que está atravesando desde una mirada objetiva. Ayudará alejarse y tomarse un tiempo a solas para revisar los eventos sucedidos”.
Y agregó: “La víctima nunca debe permitir que se la aísle de su entorno social, amigos, familiares de confianza o incluso buscar ayuda profesional de un psicólogo para que le den una mirada externa y objetiva de la situación. Así, tener apoyo emocional para no recaer en la falsa ayuda que da el manipulador que busca colocarse como la única alternativa para todas las situaciones”.
El psicólogo también aconsejó llevar un registro de los eventos e incidentes, “esto ayudará a mantenerse consciente de lo que está sucediendo, pero principalmente permitirá visualizar cómo el gaslighting afecta a las emociones, así no caer en falsos pensamientos o creencias que no son propias”.
También indicó que en algunos casos será necesario terminar la relación si es destructiva, por ejemplo, “cuando destruye la calidad de la relación o algunos aspectos de la persona, como la seguridad, la autoestima, sentido de integridad, la capacidad para encontrar felicidad o lo más importante: la paz mental”.
En conclusión, Alderete señaló: “Al final hay que entender que el gaslighting es una manifestación de poder que una persona manipuladora ejerce sobre otra. La realiza a través de la negación constante de la realidad e implementando a partir de ahí la duda en su víctima. El gaslighting tiene la particularidad de despojar a quienes la sufren la confianza en sí mismas. Cada persona debe desarrollar las habilidades de observación de sus emociones y pensamientos, para ser críticos de sí mismos y no permitir que sus propias percepciones de la realidad sean puestas en duda”.
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