La criopreservación de semen antes de la quimio o la radioterapia es la técnica más efectiva para preservar la fertilidad masculina.
El cáncer de próstata es la enfermedad oncológica con mayor incidencia en los hombres: solamente en la Argentina, son diagnosticados más de 11.000 cuadros por año. Este mal y su posterior tratamiento pueden impactar directamente en la fertilidad de los hombres.
Por eso, el control médico regular con un urólogo o andrólogo es esencial, y consiste en un análisis de sangre para medir el Antígeno Prostático Específico (PSA), una proteína producida por la próstata, y el tacto rectal, que permite palpar la glándula prostática. Ambas prácticas deben hacerse de forma anual a partir de los cincuenta, y desde los cuarenta o cuarenta y cinco años entre quienes tengan antecedentes de cáncer de próstata en familiares directos.
La detección temprana es la clave en la lucha contra esta enfermedad, como lo explica el andrólogo Dr. Omar Layus: “La particularidad de este tumor es que, si bien existen ciertos factores de riesgo como la edad (suele afectar a mayores de 50 años) y los antecedentes familiares, su crecimiento es lento y, en general, cuando se manifiesta la sintomatología, la enfermedad ya se encuentra avanzada”.
Cáncer de próstata y fertilidad
La próstata es una glándula exclusiva del organismo masculino, que se encuentra debajo de la vejiga y delante del recto, y se encarga de producir parte del líquido que conforma el semen. El cáncer de próstata se presenta como consecuencia del crecimiento anómalo de sus células y entre las señales de alarma se encuentran: flujo urinario débil, sangrado en la orina, dolor pélvico o lumbar, aumento en la frecuencia al orinar, entre otros.
“De cara a un diagnóstico consumado, hay que considerar que algunas terapias oncológicas pueden reducir el número de espermatozoides. Es por esto que los hombres que desean tener hijos en el futuro deben tener conocimiento de las opciones disponibles para proteger su fertilidad y saber que el mejor momento para realizar estos procedimientos es antes del tratamiento de quimio o radioterapia”, explica el Dr. Layus, y aclara que el impacto en la capacidad reproductiva depende de varios factores, como la edad, la capacidad reproductiva previa al tratamiento, el tipo y dosis de quimioterapia, y la dosis y zona del cuerpo en la que se aplica.
En este sentido, la alternativa más adecuada para preservar la fertilidad masculina es la criopreservación de una muestra de semen antes del tratamiento. De esta manera, mediante la congelación de semen es posible conservar por un largo periodo de tiempo muestras de espermatozoides, que se pueden obtener tanto a través del eyaculado, como del testículo o epidídimo, manteniéndolas a muy bajas temperaturas hasta su descongelación y posterior utilización. El hecho de que la muestra esté congelada, aunque sea por muchos años, garantiza que no se dañe la calidad de los espermatozoides.
Finalmente, el Dr. Layus señala: “La criopreservación debe concretarse tan pronto como sea posible y por ello es fundamental una correcta coordinación entre las unidades de oncología y reproducción asistida, incluyendo una entrevista con el paciente y exploración urológica. Además, al realizar la congelación se hace un estudio seminal y se recomienda dejar más de una muestra para aumentar la posibilidad de éxito”.
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