Investigadores de la Universidad de Alabama, en los EEUU, hallaron que esos dos factores de riesgo son fácilmente modificables con medicación y que se vuelven menos peligrosos a medida que las personas envejecen.
Se sabe que la hipertensión arterial es uno de los factores de riesgo más importantes que predisponen a una persona a padecer un accidente cerebrovascular (ACV). De hecho, las últimas cifras oficiales la ubican como la responsable del 88% de los episodios en la Argentina. Del mismo modo, la diabetes es uno de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de complicaciones cardiovasculares como el infarto de miocardio, el accidente cerebrovascular o la insuficiencia cardíaca.
La buena noticia, ahora, es que ambas patologías se vuelven menos “peligrosas” a la hora de predisponer a quien las padece a sufrir un ACV a medida que la persona envejece.
Así lo reveló un reciente estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Alabama, en los Estados Unidos, cuyos resultados fueron publicados en Neurology, la revista médica de la Academia Americana de Neurología.
Según vieron los autores del trabajo, “la hipertensión arterial y la diabetes son factores de riesgo conocidos para el accidente cerebrovascular, pero la cantidad de riesgo puede disminuir a medida que las personas envejecen”.
George Howard es el autor del estudio y sostuvo que “la hipertensión arterial y la diabetes son dos importantes factores de riesgo de ictus que pueden controlarse con medicación, disminuyendo el riesgo de una persona”.
“Nuestros hallazgos muestran que su asociación con el riesgo de ictus puede ser sustancialmente menor a edades avanzadas, aunque otros factores de riesgo no cambian con la edad”, reconoció el experto, para quien “estas diferencias en los factores de riesgo implican que determinar si una persona tiene un alto riesgo de ictus puede diferir en función de su edad”.
Del estudio participaron 28.235 personas que nunca habían sufrido un ACV, a quienes los investigadores realizaron un seguimiento durante una media de 11 años.
Antes del inicio del trabajo, estudio, los participantes fueron entrevistados y sometidos a exámenes físicos para evaluar los factores de riesgo. Entre los factores de riesgo estaban la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo, la fibrilación auricular, las cardiopatías y la hipertrofia ventricular izquierda, que es el engrosamiento del ventrículo izquierdo del corazón.
Los participantes fueron divididos en tres grupos de edad, que luego se compararon. Los rangos de edad de esos grupos variaban ligeramente en función de los datos analizados por los investigadores. En general, el grupo más joven incluía a participantes de entre 45 y 69 años, el grupo intermedio a personas de entre 60 y 70 años y el grupo de más edad a personas de 74 años o más.
Los investigadores hicieron un seguimiento de los participantes cada seis meses, en los que confirmaban o no la ocurrencia de ictus mediante la revisión de los historiales médicos.
Así es que vieron que durante el estudio se produjeron 1.405 ictus en 276.074 años-persona. Los años-persona representan tanto el número de personas que participan en el estudio como el tiempo que cada una de ellas permanece en él.
Según descubrieron, las personas con diabetes del grupo de edad más joven tenían aproximadamente el doble de probabilidades de sufrir un ictus que las personas de edad similar que no tenían diabetes, mientras que las personas con diabetes del grupo de edad más avanzada tenían aproximadamente un 30% más de riesgo de sufrir un ictus que las personas de edad similar que no tenían diabetes.
También comprobaron que las personas con hipertensión en el grupo de menor edad tenían un riesgo un 80% mayor de sufrir un ictus que las personas de edad similar sin hipertensión, mientras que ese riesgo se reducía al 50% en el caso de las personas con hipertensión en el grupo de mayor edad, en comparación con las personas de edad similar sin hipertensión.
En cuanto a los factores de riesgo de ACV conocidos, como el tabaquismo, la fibrilación auricular y la hipertrofia ventricular izquierda, los investigadores no observaron cambios en el riesgo relacionados con la edad.
Para Howard, “es importante señalar que los resultados no sugieren que el tratamiento de la hipertensión y la diabetes deje de ser importante en la vejez”. “Estos tratamientos siguen siendo muy importantes para la salud de una persona, pero también puede ser prudente que los médicos se centren en controlar factores de riesgo como la fibrilación auricular, el tabaquismo y la hipertrofia ventricular izquierda a medida que la gente envejece”, consideró el experto, quien sostuvo además que “incluso cuando el impacto de los factores de riesgo disminuye con la edad, el número total de personas con ictus a edades más avanzadas puede seguir siendo mayor, ya que el riesgo general de ictus aumenta con la edad”.
Commentaires