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La importancia de las palabras para evitar la estigmatización al hablar sobre salud mental


El uso de términos que pueden ser despectivos genera un perjuicio en quien padece estos trastornos y su entorno.


El contexto internacional, en lo que se refiere a la salud mental, cuenta con cifras desalentadoras. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió que cada 40 segundos una persona se quita la vida en el mundo. Además, alertó que el suicidio en los países de América aumentó un 17%, desde el 2000. Incluso, señaló que más del 90% de las personas que tomaron esta decisión sufrían un trastorno mental crónico. Ante esta realidad, un reconocidos grupo de expertos en psiquiatría reflexionó sobre cómo comunicar contenidos periodísticos, erradicar mitos y expresarnos mejor sobre estas enfermedades.


Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para 2030 los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo, razón por la cual, toma mayor importancia esta iniciativa, que tiene como objetivo aportar herramientas a la tarea de los comunicadores sociales, a la hora de informar sobre salud mental.


Es más, el 12,5% de todos los problemas de salud está representado por los trastornos mentales, una cifra mayor a la del cáncer y los problemas cardiovasculares, sin olvidar que, 450 millones de personas en todo el mundo se ven afectadas por un problema de salud mental que dificulta gravemente su vida. Incluso, los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias (MNS) se han generalizado en América Latina y el Caribe, según estadísticas de Pan-American Life Insurance Group. Dicho de otro modo, estas afecciones representan cerca del 20% de la carga total de discapacidad, y solamente las superan las enfermedades crónicas no transmisibles, entre ellas, las cardiovasculares o la diabetes.


Sobre estos aspectos fue que médicos especialistas en psiquiatría y periodistas de Argentina, Chile, Colombia y Ecuador debatieron, en el marco del Taller Regional de Comunicaciones y Salud Mental, modelos de comunicación asertiva que eviten la discriminación en contenido masivo sobre salud mental.


Quienes fueron parte del encuentro, son expertos reconocidos a nivel mundial. Como son los doctores: Ricardo Corral, médico psiquiatra y forense, Pedro Rafael Gargoloff, médico especialista jerarquizado en Psiquiatría y Psicología Médica, Roberto Sunkel, médico Psiquiatra, especializado en Psicogerontología, José Ordóñez, doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Cuenca, Ecuador, y Rodrigo Córdoba, médico Psiquiatra, Universidad del Rosario.


Sobre un panorama desalentador, como los mismo expertos advirtieron, Corral, quien además es presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP), destacó la importancia utilizar palabras precisas cuando se refiere a estas temáticas.


Incluso, quien también se desempeña como jefe de Docencia e Investigación del Hospital José T. Borda, señaló que las palabras usadas de manera imprecisa pueden provocar “prejuicios en la comunidad y que la persona que padece una enfermedad mental y su familia perciban discriminación y estigma”. Un aspecto esencial, según indicaron los especialistas, ya que para la Organización Mundial de la Salud (OMS), “a nivel global, 1 de cada 8 personas padece un trastorno mental, y la mayoría carece de acceso a una atención eficaz”.


Por su parte, Córdoba, quien es profesor de la Universidad del Rosario (Colombia), reflexionó que “cuando un hecho relacionado con la salud mental se convierte en noticia, quien la protagoniza debe ser tratado como una persona que ha tenido una enfermedad tan o más común que las físicas. Lo importante es no seguir contribuyendo al estigma, que es esa situación de vergüenza o temor a ser marginado”.


Mientras que Gargoloff, coordinador de la Mesa de Salud Mental de la Secretaría de Relaciones Institucionales de la Universidad Nacional de La Plata, agregó que “si se quiere integrar a los pacientes que tienen un trastorno mental, es necesario entender el enorme poder de las palabras, por lo cual es importante acompañar a los profesionales de la comunicación en su labor de informar”.


Sobre estos preceptos se desarrolló este encuentro, donde destacaron la importancia de “disminuir la sensación de abandono que sienten los pacientes y sus familias cuando conviven con una enfermedad crónica o de largo plazo”, además de “fomentar la esperanza”. Asimismo, indicaron que es esencial “buscar la sensatez y el equilibrio versus la primicia informativa”.


Es por este motivo que los especialistas advirtieron la “necesidad de traducir el lenguaje científico al coloquial” y recomendaron, como buenas prácticas, derribar mitos que existen en torno a la salud mental y los imaginarios colectivos que agudizan los temas.


“¿Cuál debería ser la respuesta para modificar las consecuencias del enfoque estigmatizante y discriminatorio con la desinformación sobre salud mental y los trastornos mentales?”, se preguntó Gargoloff y mencionó tres pilares: educación pública, campañas antiestigma y el adecuado uso del lenguaje en medios de comunicación.


Cómo revertir la estigmatización


Para poder poner en evidencia la importancia que tienen las palabras, los expertos relataron algunos episodios que se difundieron por distintos medios de comunicación e, incluso, en ámbitos públicos de relevancia nacional.


“En una escena de la novela 100 días para enamorarse, de Telefé, la actriz descalifica a su pareja diciéndole ‘sos un esquizofrénico’. Otro ejemplo, en plena sesión de la legislatura porteña, una diputada le dijo a un ministro: ‘¡Usted es un esquizofrénico!’ Ella pretendió descalificarlo, como quien dice cosas sin sentido, estupideces, incoherencias, pero, para colmo de males el ministro le respondió: ‘Me habían dicho muchas cosas feas, pero la verdad que esquizofrénico, nunca’”, detalló Gargoloff.


Con estos ejemplos sobre la mesa, los expertos resaltaron la importancia de comprender que “el 50% de los problemas de salud mental en adultos comienzan antes de los 14 años, y el 75% antes de los 18″. A esto se suma que, según la OMS, “la depresión es un trastorno de salud mental común” y se estima que lo presenta a nivel mundial el 5 por ciento de los adultos.


Razón por la cual, Sunkel, médico psiquiatra y jefe de la Unidad de Psicogeriatría del Instituto Nacional de Geriatría de Chile, señaló la relevancia de estructurar el mensaje “a partir de una actitud empática, teniendo siempre en consideración que hay personas con problemas de salud mental que están recibiendo la noticia”. Además, recomendó “no tomar los términos que se refieren a problemas de salud mental como adjetivos y decir, por ejemplo “sociedad esquizofrénica”.


Incluso, resaltaron que se debe evitar ilustrar los contenidos sobre salud mental con imágenes que transmitan peligrosidad, sufrimiento, oscuridad y aislamiento social, o que motiven compasión o rechazo, ya que las personas con este tipo de trastornos o enfermedades sufren al ser representadas visualmente de una manera diferente que el resto de la sociedad y acompañadas de una emoción negativa.


Es más, destacaron que los términos de la salud mental sólo deben aplicarse para hablar de salud mental, ya que emplearlos para adjetivar situaciones, personas o realidades que no tienen que ver con ese campo es perjudicial y peyorativo para la imagen de quienes tienen diagnosticado algún trastorno de este tipo.


“La palabra ‘loco’ es una de las más usadas a lo largo del tiempo como apodo y de una forma peyorativa”, ejemplificó Ordóñez, y añadió que este término “ya no se usa en salud mental” y “no implica ningún trastorno específico”.


También se recomendó evitar estereotipos de género a fin de no recaer en los tradicionales prejuicios tales como la “debilidad de carácter” o la “culpa”, los cuales se aplican con mayor intensidad a las mujeres y a las personas mayores. “Por otra parte, es significativo remarcar que es preciso romper con el falso vínculo de violencia = trastorno mental, ya que es habitual encontrar información en los medios de comunicación que tienden a perpetuar el prejuicio sobre las personas que tienen problemas de salud mental, presentándolas como agresivas, peligrosas y que actúan de forma irracional e inesperada”, aconsejaron.


También resaltaron la importancia de consultar con fuentes idóneas antes de informar sobre salud mental, ya que la base de toda comunicación responsable es la búsqueda de información fidedigna.


“Particularmente es común encontrar sucesos de violencia puestos en relación con trastornos de la salud mental, mientras que no existe evidencia científica sobre la misma. De hecho, en muchas ocasiones las personas con trastornos de salud mental son víctimas de hechos de violencias y no agresores. Por esto, la recomendación es: nombrar los problemas de salud mental de forma contextualizada y sólo cuando es imprescindible para entender la noticia”, agregaron.


Entre las recomendaciones que brindaron, los expertos indicaron que se aconseja decir “persona con esquizofrenia, trastorno bipolar, trastorno de ansiedad, depresión, etc. Comunicar de esta manera permite no definir únicamente a la persona por su condición de salud mental. Etiquetar a un individuo como esquizofrénico, bipolar, psicótico, etc., sustantivando su condición, deja de lado las múltiples facetas propias de cada individuo y lo reduce a una sola de ellas. Es necesario dejar de lado los diagnósticos y etiquetas para poder poner el foco en las múltiples facetas y capacidades de cada persona”.


Otro aspecto importante que advirtieron fue el consumo problemático de sustancias y resaltaron que forma parte de los problemas de salud mental. De igual manera, descartaron el uso de términos como adicto o borracho; ya que reducen a la persona a esa sola condición, con un tinte denigratorio y peyorativo. “El uso de la expresión ‘persona con…' habilita al despliegue de otras capacidades”, puntualizaron.


Sugerencias finales


El encuentro, que estuvo promovido por Upjohn, división de Pfizer, dejó en evidencia la realidad a nivel mundial y la importancia que tienen las palabras para aquellas personas que se ven afectadas por problemas de salud mental. Es por eso que recomendaron:


1. Selección del lenguaje adecuado para describir a las personas con problemas de salud mental.


2. Educación pública contra los mitos y estereotipos relacionados con los trastornos mentales. Inclusión de experiencias, recuperación, superación personal y logro de una vida plena.


3. No vinculación de la presencia de un trastorno mental como la causa de violencia o peligrosidad.


Un libro sobre la importancia de las palabras


Durante este evento, se presentó la obra “Las Palabras Importan”, que tiene como autores principales a los doctores argentinos Corral y Gargoloff, pero del que además participaron los también nacionales Catalina Obarrio, Martina Sobrero, Ana Clara Venancia, Marcos Yovino y la Magister Marianela Suárez. Además, fue parte de su confección la Asociación de Ayuda de Familiares de Personas que padecen Esquizofrenia (AAFE) de La Plata, Buenos Aires, Argentina.


Asimismo, el trabajo contó con la colaboración, como coautores, de los doctores Roberto Sunkel (Chile), Rodrigo Córdoba (Colombia), José Ordoñez (Ecuador) y Mirna Santos (Guatemala).


“La comunicación es un eje fundamental dentro de la sociedad y que constituye una ayuda significativa dentro del proceso educativo y de desarrollo social, es conveniente orientar a la comunidad para que pueda existir un relacionamiento saludable con individuos con algún trastorno mental”, destaca el escrito. Y advierte que la estigmatización y discriminación pueden traducirse, por ejemplo, en dificultad de acceso a los servicios socio-sanitarios y al mercado laboral, ya que generan “un riesgo elevado de que no se respeten los derechos humanos de las personas afectadas”.


Con esto en mente, los autores buscaron emitir definiciones sobre los términos “enfermedad”, “trastorno” y “padecimiento” mental:


-Enfermedad mental: procesos en los que la pérdida de salud tiene una causa orgánica, por ejemplo, la esquizofrenia, el trastorno bipolar y la demencia son enfermedades mentales.


- Trastorno mental: es un término más amplio, utilizado cuando hay alteraciones genéricas de la salud, sea o no consecuencia directa de una causa orgánica o sospechosa, en la que los determinantes psicosociales, tiene un rol en su génesis y evolución. Ejemplos: trastorno depresivo, esquizofrenia, trastorno bipolar.


- Padecimiento mental o psíquico: suele referirse al sufrimiento (dolor, angustia) que se asocia a la pérdida de salud y puede o no acompañar a los trastornos y enfermedades mentales. No sustituye a las palabras enfermedad y trastorno mental ya que refiere al impacto de la pérdida de la salud, o sea, a las consecuencias de la enfermedad o trastorno mental en el bienestar de las personas.


“Para combatir las etiquetas, debemos aprender a evitar términos como ‘bipolar’ o ‘depresivo’, y hablar -en cambio- de ‘trastorno bipolar’ o ‘trastorno depresivo’. El ‘trastorno’ no hace a la persona, ni la define, sino que es algo que puede presentarse en algún momento de su vida”, explicó Ordóñez, ex presidente de la Asociación Ecuatoriana de Psiquiatría. Vale destacar que el libro “¡Las palabras importan!” ¿Cómo comunicar temas de salud mental? Recomendaciones para expresarse asertivamente, el cual se puede descargarse de la página de la Asociación Argentina de Psiquiatras.

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