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La Residencia en Alimentación y Nutrición Pediátrica del Notti es modelo en el país


“Esta residencia es la única en nutrición clínica pediátrica en el país. Si bien existen en otras provincias rotaciones de mayor tiempo por áreas pediátricas, esta es exclusiva. Por tanto, la formación es de alto grado de excelencia”, manifestó Romina Calella, jefa del área Nutrición y Alimentación del hospital.


Esta residencia tiene una formación que dura cuatro años. Los profesionales que deseen optar por esta instancia de instrucción deben rendir un ingreso a través del ministerio. Allí, los licenciados en nutrición pueden optar por la especialización en adultos o pediátrica. El puntaje obtenido de este examen se promedia con el puntaje obtenido durante toda la carrera.


La residencia cuenta con etapas de aprendizaje. Cada año tiene una rotación diferente de acuerdo con la complejidad. El primer año está relacionado con las áreas de producción a fin de poder contar con una base de conocimiento sobre la producción de los alimentos. Es decir, se trabaja en las áreas de procesamiento de alimentos, preparación de raciones alimentarias para el hospital, sección de laboratorio de fórmulas lácteas y terapéuticas y un centro de lactancia materna para promover y trabajar sobre la lactancia materna y la extracción de leche. “En el primer año se trabaja en gran medida profundizando en la valoración nutricional, crecimiento y desarrollo. Luego, las residentes están preparadas para poder avanzar hacia la patología o el trabajo clínico y valoración del paciente desde lo nutricional, hasta llegar a un tercer año donde ya se encuentran abordando nutricionalmente a las áreas críticas del hospital”, afirma Calella.


Según relatan las profesionales, lo más complejo es llegar a las áreas críticas. “Es decir, encontrarte trabajando en la unidad de cuidados intensivos, desde el área neonatal hasta el área de pediatría y recuperación cardiovascular. Ahí, se estudia la patología donde se realiza la valoración nutricional y seguimiento de los pacientes, no solamente en la internación sino también en lo ambulatorio”, cuenta Virginia Quevedo, jefa de residentes.


El último año de la residencia tiene la particularidad de volcar y ofrecer todo el conocimiento adquirido durante los años iniciales hacia la comunidad, es decir, los profesionales comienzan a vincularse con los centros de atención primaria. “Las residentes tienen destinados días de atención en el ámbito ambulatorio y no sólo se capacitan dentro del rol de la internación, sino también en consultorio o áreas ambulatorias donde ven distintos tipos de patologías y abordajes. Por ejemplo, tenemos una nutricionista residente que está en cuarto año que ha elegido estar abocada al consultorio de alto riesgo neonatal. El objetivo del cuarto año es dar una devolución a la comunidad en un ámbito de menor complejidad, donde también adquieren conocimientos y habilidades para abordar a los pacientes en cuanto a tratamientos desde los centros de atención primaria”, resalta Calella.


Hace unos días, las profesionales ofrecieron una charla dirigida a estudiantes avanzados y profesionales recién recibidos, a fin de dar a conocer los detalles y especificaciones que tiene esta residencia no solo en el ámbito académico sino también desde lo asistencial. Calella agrega: “Los invitamos al ingreso de esta residencia por su alto nivel académico. Es una instancia formativa muy interesante y única en el país sobre el abordaje clínico académico en materia de nutrición pediátrica”.

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