Son dosis diseñadas para combatir a la variante más reciente y también a la versión ancestral del coronavirus, detectada por primera vez en Wuhan. Según estudios recientes publicados por los CDC de EEUU son eficaces para reducir las hospitalizaciones.
En medio de una nueva escalada de casos de COVID-19 en todo el mundo impulsados por las nuevas subvariantes de Ómicron BQ.1, BQ.1.1, BA.2.75.2 y XBB, recientes estudios dan cuenta de que las vacunas bivalentes actualizadas para combatir a la variante más transmisible del coronavirus conocida hasta el momento serían efectivas en la reducción de los casos graves de la enfermedad.
Así lo informaron desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) en una serie de nuevas investigaciones dadas a conocer recientemente.
Según los estudios, “las vacunas de refuerzo actualizadas han reforzado las defensas de los estadounidenses contra el COVID grave, reduciendo el riesgo de hospitalización en aproximadamente un 50% en comparación con ciertos grupos inoculados con las vacunas originales”.
La investigación indicó que “las dosis de refuerzo bivalentes brindaron protección adicional contra las hospitalizaciones y las visitas a los servicios de urgencia/emergencia asociados con COVID-19 en personas que recibieron previamente dos, tres o cuatro dosis de vacuna monovalente.
“Debido a la disminución de la inmunidad conferida por la vacuna monovalente, la efectividad relativa de las vacunas bivalentes fue mayor con el tiempo transcurrido desde la dosis monovalente anterior”, señalaron desde el organismo.
La investigación representa la primera revisión de los CDC sobre cómo los refuerzos reformulados, diseñados para proteger contra las variantes recientes de Ómicron, se están desempeñando en la prevención de las consecuencias graves de la infección por el virus, incluidas las visitas al departamento de emergencias y las hospitalizaciones.
Estos datos cobran relevancia en el contexto actual, frente a las nuevas variantes del virus que son más capaces de esquivar el sistema inmunitario, y los casos de COVID-19 y las hospitalizaciones han aumentado en las últimas semanas en varios países del hemisferio norte, a punto de comenzar el invierno.
El estudio se llevó a cabo de septiembre a noviembre, cuando Ómicron BA.5 y las variantes BQ.1 y BQ.1.1, aún más inmunes y evasivas, eran dominantes. Se incluyeron en el análisis alrededor de 800 adultos mayores con una mediana de edad de 76 años.
Según observaron los investigadores, “los últimos refuerzos de Ómicron son 84% efectivos para evitar que las personas mayores de 65 años sean hospitalizadas con COVI-19 en comparación con las personas no vacunadas”, tal como publicaron los CDC el pasado viernes.
Asimismo, “las personas mayores que recibieron el refuerzo contra Ómicron tenían un 73% más de protección contra la hospitalización que aquellos que solo habían recibido dos o más dosis de las vacunas originales que no se actualizaron para apuntar a Ómicron”.
Un estudio más grande que analizó a más de 15.000 adultos mayores de 18 años arrojó en tanto que “el refuerzo de Ómicron fue 57% efectivo para prevenir la hospitalización”. “Los adultos que recibieron el refuerzo tuvieron un 38% de protección adicional en comparación con las personas que solo recibieron las inyecciones originales”, agregaron.
Cabe aclarar que ninguno de los estudios examinó qué tan bien estaban protegidas las personas contra la hospitalización si estaban vacunadas y tenían inmunidad natural de una infección anterior por COVID-19.
Los refuerzos bivalentes fabricados por los laboratorios Moderna y Pfizer/BioNTech se dirigen a la cepa de coronavirus original y a las subvariantes Ómicron BA.4 y BA.5. Las vacunas estuvieron disponibles a principios de septiembre.
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