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¿Olvidos y problemas de memoria? Por qué deberías revisar tus oídos


Expertos de la Clínica Mayo advierten que el deterioro cognitivo puede venir de la mano del auditivo. Qué chequeos hacer y cuándo.


"Las personas que tienen dificultad para seguir una conversación o desarrollan problemas con las capacidades de la memoria y el pensamiento deberían hacerse revisar la audición". Esa es la recomendación -aunque también actúa como una advertencia- de Ronald Petersen, neurólogo y director del Centro para la Investigación sobre la Enfermedad de Alzheimer en Mayo Clinic.


Y es que según explica, la pérdida de la audición relacionada con la edad puede estar vinculada a un riesgo más alto de deterioro cognitivo.


¿Deberíamos concluir que una cosa va de la mano de la otra? No necesariamente.


Lo que asegura el profesional es que "varios estudios, y también grandes, han demostrado que las personas que sufren algún grado de pérdida de la audición, incluso en la mediana edad, tienen más riesgo de desarrollar demencia al pasar la vida", afirma, e indica que las razones que expliquen esta asociación aún “no están del todo claras”.


“Efectivamente hace bastante se demostró, como lo hizo Frank Lin [de Johns Hopkins University], que el deterioro auditivo (hipoacusia) no tratado adecuadamente acelera el desarrollo de demencia en 5 años aproximadamente”, confirma el jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Italiano de Buenos Aires, Federico Di Lella.


Posibles causas


¿A qué se debe que las personas con problemas de audición tengan más riesgo de desarrollar demencia?


Los motivos que esboza el neurólogo son variados. El primero está relacionado con un posible efecto de este sentido -o de la falta de éste- sobre el cerebro.


“Algunos estudios han demostrado que cuando alguien pierde la audición durante el transcurso de varios años, ciertas partes del cerebro pueden en realidad ser más pequeñas, en particular el lóbulo temporal que participa en la audición, pero también en el lenguaje y la memoria», señala el neurólogo.


Por otro lado, evalúa la posibilidad de que la pérdida de la audición derive en aislamiento social, lo que puede llevar a más riesgo para demencia, formando un verdadero círculo vicioso.


En este sentido, Alejandro Andersson, médico neurólogo, director del Instituto de Neurología Buenos Aires, asegura: "La pérdida de audición juega un rol central en la disminución de la calidad de vida, y una participación social decreciente es la consecuencia", introduce.


Posibles vínculos multifactoriales


Asimismo, señala que son tres las áreas a considerar: "La audición periférica, o sea el oído en sí; el deterioro de las habilidades cognitivas; y las funciones auditivas centrales, o sea la decodificación auditiva cerebral", destaca.


Y agrega que si bien cada vez hay más pruebas de las estrechas relaciones que hay entre la pérdida de la audición y el deterioro cognitivo en personas mayores, “no es fácil todavía establecer una relación causa efecto entre ambas variables, por lo general todos se inclinan todos por una relación multifactorial”, evalúa.


¿Qué quiere decir con esto? “Por un lado, que los problemas de la vía auditiva periférica con el tiempo comportan un mayor riesgo de alteraciones en el procesamiento auditivo central”. O sea, los problemas de oído conllevan inconvenientes en cuanto a la decodificación.


“Y por otra parte -continúa- con el envejecimiento se inicia un proceso de deterioro del sistema nervioso central y de diversas funciones cognitivas que están muy estrechamente vinculadas, como la comprensión del habla -que es la velocidad en el tratamiento de la información-, la atención, la memoria de trabajo, entre otras”, aclara.


El impacto de los sentidos en el cerebro


Andersson explica que todos los sentidos representan un estímulo muy importante para el cerebro, por eso, ante su ausencia, el cerebro puede verse menos estimulado.


“Cuando un paciente que tiene cataratas y ve todo borroso se opera y comienza a ver los colores nítidos, se siente estimulado, y su cerebro empieza a funcionar mejor, en tanto recupera la capacidad de prestarle atención a las cosas que lo rodean”, ejemplifica.


Y compara: “con la audición pasa exactamente lo mismo, si vos tenes el oído periférico mal, y te pones los otoamplífonos u otra técnica para que llegue el estímulo del medio ambiente al cerebro, ese paciente también va a terminar estando más conectado”, detalla.


“Todos los sentidos son importantes para estimular el sistema nervioso, nuestro cerebro, y si vos lo estimulas, en cierto sentido lo entrenas y lo pones en mejores condiciones como para resistir el deterioro y la demencia”, clarifica.


De todas maneras, indica que también suelen estudiar a personas con problemas de comunicación que no necesariamente tienen problemas auditivos, pero sí demencia. Sin embargo, confirma que hay estudios que demuestran una correlación en personas mayores con algún tipo de hipoacusia, en quienes se incrementa el riesgo de desarrollar demencia.


“Si vos comparás los niveles de demencia en quienes tienen buena audición con los que tienen inconvenientes en este sentido, obviamente vas a tener más porcentaje de demencia en este último grupo”, concluye.


Chequeos


Di Lella indica que “hay muchas aferencias del sistema auditivo (conexiones neuronales) en centros subcorticales (no conscientes) que de alguna manera hacen gimnasia al cerebro, por eso cuando la audición baja, esta información se enlentece. Esto ocurre a edades avanzadas, después de los 60 años, con lo cual hay que vigilar la audición”, indica.


En el caso de que se detecte que hay hipoacusia se debe “equipar con audífonos u otros dispositivos (implante coclear)”, sostiene.


Además, resalta la importancia del monitoreo. “Para eso surgió un algoritmo de screening de audición en adultos, desarrollado por la audióloga americana Teresa Swolam, conocido como protocolo 60/60 y que está vinculado al umbral de discriminación, aunque aún no está muy popularizado”, añade.


¿Cada cuánto hacer chequeos? Petersen recomienda revisar la audición cada dos o tres años, especialmente cuando hay señales de que está deteriorándose, como presentar dificultades para escuchar conversaciones, especialmente en salas muy concurridas, y pedir con frecuencia a los demás que repitan lo que dijeron.


En este sentido, destaca que la solución “puede ser tan simple como hacer que se extraiga la cera de los oídos”, tranquiliza.


Pero, “si realmente se detectara una pérdida de la audición mayor de lo anticipado para la edad, se puede ofrecer un dispositivo para la audición, o sea unos audífonos o un implante coclear. La pérdida de la audición no necesariamente tiene que ser un evento normal que ocurre con la edad”, añade.


“Creemos que si se mejora la capacidad de oír en la gente, la pérdida cognitiva pertinente podría, en realidad, ser más lenta con el tiempo”, alienta, para cerrar.

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