Por el cambio climático, la temporada de polen se inicia más temprano cada año y pone en alerta a las personas con mayor sensibilidad a los alergenos. Cuáles son los tratamientos.
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en todo el mundo entre 400 y 600 millones de personas tienen algún tipo de alergia. En nuestro país se conoció la prevalencia de la rinitis alérgica en el año 2017, a través de un trabajo realizado por la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica. Los resultados de esa investigación determinaron que 2 de cada 10 personas son alérgicas (el 20% de la población tiene esta enfermedad).
La prevalencia en general de las enfermedades alérgicas está en aumento de manera sustancial en todo el mundo; algunos de los factores es el impacto del cambio climático, la mala alimentación y el uso inapropiado de medicamentos.
Con respecto a los efectos del cambio climático en la salud de los seres humanos, las diferentes asociaciones y sociedades de alergias y enfermedades respiratorias, así como la Organización Meteorológica Mundial, impulsan permanentemente una iniciativa conjunta para llamar la atención sobre el aumento de la cantidad de polen, que aumenta el riesgo de sensibilización alérgica en las personas susceptibles.
El aumento de temperaturas hace que la época de polinización se adelante en el tiempo, las sequías hacen que se prolongue su permanencia en el medio ambiente y, por otra parte, los contaminantes del aire aumentan la carga alergénica por polen y cambian la composición de los diferentes alergenos. Por ello, la OMS alerta que, para el año 2050, la mitad de la población mundial padecerá algún tipo de alergia.
¿Qué es la rinitis alérgica?
La rinitis alérgica es una reacción de hipersensibilidad inmediata, mediada por un anticuerpo, la inmunoglobulina E. Estos anticuerpos causan la desgranulación de una célula del sistema inmunológico llamada mastocito.
A su vez, los mastocitos liberan mediadores y precipitan los síntomas de la rinitis alérgica, con una reacción de fase temprana que ocurre a los pocos minutos de la exposición al alergeno, con picor nasal y de ojos, estornudos en salva y secreción nasal tipo clara de huevo.
Posteriormente, cuatro o cinco horas después de entrar en contacto con el alergeno, con un pico entre las seis y 12 horas siguientes, el síntoma principal es el bloqueo, es decir, la obstrucción nasal o taponamiento. En este momento, aparece aquí otras células del sistema inmunitario: los eosinófilos, que perpetúan el proceso inflamatorio y lo mantienen en el tiempo.
Entonces, podemos decir que la rinitis alérgica es un proceso inflamatorio de la mucosa que reviste las fosas nasales. Las personas riníticas necesitan de una carga genética (predisposición) que compromete su sistema inmunitario. Este reacciona de manera sobreexagerada a la llegada de los alergenos.
Los pólenes de los árboles quienes desencadenan la aparición de los síntoma en esta época del año, además de otras manifestaciones como el incordio, la irascibilidad y el mal humor, con la consiguiente alteración en la calidad de vida.
Quienes más sufren estas crisis alérgicas son las personas que tienen rinosinusitis con afectación inflamatoria de la mucosa de las fosas nasales y de los senos paranasales, muchas de ellas con pólipos. Este grupo de personas suelen tener insuficiencia respiratoria nasal por falta de permeabilidad, cefalea, hiposmia grave, moco retronasal, carraspera y tos.
Además, las personas alérgicas son muy vulnerables a padecer de manera frecuente procesos virales, que afectarán aún más su calidad de vida.
Tratamiento de las rinitis alérgicas
En la actualidad el abanico terapéutico es enorme, el mejor tratamiento disponible incluye:
- Antihistamínicos de segunda generación: estos fármacos inhiben la liberación de histamina y no atraviesan la barrera hematoencefálica; por ende, no causan sueño.
- Antileucotrienos: inhiben la liberación de mediadores inflamatorios.
- Solución salina hipertónica: mejora el funcionamiento de la mucosa nasal, en especial la movilidad de los cilios que ayudan a arrastrar el moco, ayudando a la limpieza de la mucosa rinofaríngea.
- Corticoides tópicos: de aplicación local, son potentes antiinflamatorios.
Se puede usar vaselina al lado de los lagrimales, pues los pólenes se pegarán y no ingresarán en los ojos. También se recomienda el uso de gafas o anteojos y de barbijo, para evitar que los pólenes ingresen en las fosas nasales y en la garganta.
No debemos subestimar ningún síntoma, ni considerar esta enfermedad como un problema menor, debemos evitar minimizar esta patología, dado que afecta gravemente la calidad de vida.
Las personas que ya saben que son alérgicas se anticipan e intentan prevenir estos síntomas, y consultan al especialista con anticipación. Como siempre, se recomienda no automedicarse.
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