En la Semana Mundial del Agua, qué cantidad hace falta consumir por día y por qué este dato puede variar. Por qué es un hábito clave para alcanzar la longevidad y permanecer saludable.
Desde los tiempos de Hipócrates, se conocen las propiedades beneficiosas de ciertas aguas. Sin embargo, solo en el siglo XX se establecieron vínculos epidemiológicos entre su consumo y la salud.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) lanzaron un llamamiento a todas las naciones a fin de que aceleren de una vez por todas las medidas para que el agua, el saneamiento y la higiene (ASH) sean una realidad para todos. Las cifras son alarmantes: en todo el mundo, 2.000 millones de personas carecen de agua potable salubre y 3.600 millones de personas, prácticamente la mitad de la población mundial, utilizan unos servicios de saneamiento que no tratan los desechos humanos.
El agua, ese líquido transparente y esencial, es la fuente de vida, el nutriente que impulsa cada función celular y el medio que permite que nuestro cuerpo funcione de manera óptima.
Desde tiempos ancestrales, el agua ha sido considerada como un elemento vital. Nuestros antepasados se asentaban cerca de fuentes de agua, entendiendo su importancia para la supervivencia. Hoy, aunque tenemos acceso fácil al agua, a menudo olvidamos su valor intrínseco.
Nuestro cuerpo está compuesto en su mayoría por agua. Es el principal componente del plasma sanguíneo, que a su vez transporta nutrientes, oxígeno y desechos a través de nuestro sistema. El agua también regula nuestra temperatura interna, lubrica las articulaciones y es esencial para la digestión.
El papel del agua en la salud a lo largo de los años
A medida que envejecemos, la importancia del agua en nuestra salud se vuelve aún más evidente. La hidratación adecuada puede ser la clave para prevenir enfermedades crónicas, mejorar la salud de la piel y mantener la agudeza mental.
Además, el agua juega un papel crucial en la prevención de enfermedades relacionadas con la edad, como los cálculos renales y las infecciones del tracto urinario.
Desafíos de la hidratación
A pesar de la abundante información sobre los beneficios del agua, muchas personas aún luchan por consumir suficiente cada día. Ya sea por la falta de acceso, la preferencia por otras bebidas o simplemente el olvido, la deshidratación sigue siendo un problema común.
El médico Guillermo Rosa Diez, presidente de la Sociedad Argentina de Nefrología y jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Italiano de Buenos Aires, había dicho que la hidratación con agua potable debería ser adecuada para cada persona. “La sed varía según las edades, el sexo, el peso y las actividades físicas que se realizan”, dijo.
La regla de los 8 vasos de agua: ¿mito o realidad?
El especialista mencionó “la regla de los ocho vasos” como una recomendación general para subrayar la relevancia de la hidratación. Rosa Diez destacó la necesidad de “prestar atención a la sed”, pero sin caer en un consumo exagerado. Además, enfatizó que una dieta saludable debe incorporar frutas y verduras, que también aportan agua. Asimismo, señaló que los atletas de élite deben ingerir aguas con sales minerales.
Rosa Díez destacó que las personas con cálculos renales deberían consumir más de ocho vasos de agua para evitar la formación de nuevos cálculos, subrayando que la cantidad adecuada varía según el individuo. Kelly Anne Hyndman, de la Universidad de Alabama en Birmingham, resaltó la importancia de la hidratación, pero desmintió la idea de que beber más agua automáticamente conduce a una mejor salud.
Joel Topf, nefrólogo de la Universidad de Oakland, señaló que el verdadero indicador de hidratación es el equilibrio entre electrolitos, como el sodio, y el agua en nuestro organismo.
Tamara Hew-Butler, de la Universidad Estatal de Wayne, mencionó que factores como el tamaño corporal, el clima y la intensidad de la actividad física influyen en la cantidad de agua que se debe consumir. Sugirió que, durante las consultas médicas, los pacientes deberían preguntar cuál es la cantidad ideal para ellos.
Sin embargo, existen numerosas estrategias y consejos que pueden ayudar a las personas a aumentar su consumo de agua. Desde “comer” agua a través de frutas y verduras ricas en agua, hasta establecer recordatorios y llevar siempre una botella reutilizable, hay muchas formas de garantizar una hidratación adecuada.
El reconocido médico argentino, especialista en obesidad, educador para la salud, escritor y conferencista, Alberto Cormillot, sostuvo que “hay que tomar alrededor de 10 o 12 vasos en invierno y un poco más en verano. En realidad no hay una medida que establezca cuánto se debe consumir, pero tradicionalmente se indica un litro y medio o dos en invierno y entre dos y medio y tres en verano”.
¿El agua con gas tiene más beneficios?
Los beneficios parecen derivarse de los minerales que contienen este tipo de aguas gasificadas. Las aguas carbonatadas podrían ofrecer ventajas con ciertas consideraciones.
Se sugiere que el agua con gas mejora la deglución y alivia malestares estomacales, pudiendo también ayudar en la reducción de peso. Sin embargo, algunos estudios indican que podría aumentar el apetito y causar molestias gástricas.
Un estudio de 2022 sugirió que el agua con gas previene la formación de cálculos renales debido a su contenido de bicarbonato. Sin embargo, también se ha señalado que podría aumentar el riesgo de incontinencia en mujeres mayores de 40 años.
Hidratarse adecuadamente es esencial para la salud metabólica y cardiovascular, según otro estudio. Las aguas ricas en minerales, incluidas las carbonatadas, pueden ser beneficiosas para regular la presión arterial. Aunque otros estudios sugieren beneficios cardiometabólicos, no se observan cambios significativos en ciertos indicadores como los triglicéridos.
Varios estudios sugieren que consumir un litro de agua con gas diariamente podría disminuir indicadores cardiometabólicos como el colesterol y la glucosa. No obstante, no se han notado alteraciones en los niveles de triglicéridos, peso o índice de masa corporal. Consumir agua con gas no parece afectar la salud ósea en mujeres posmenopáusicas. Sin embargo, podría afectar la salud dental en jóvenes, aunque su potencial erosivo es mucho menor que el de los refrescos.
7 beneficios que obtiene el cuerpo al beber agua:
Hidratación y energía: el agua es esencial para mantenernos hidratados, lo que permite que nuestro cuerpo funcione eficientemente, evitando la fatiga y mejorando los niveles de energía.
Digestión y eliminación de desechos: beber agua facilita la digestión, la producción de saliva y la eliminación adecuada de desechos y toxinas, promoviendo la salud renal.
Salud de la piel: el agua mantiene nuestra piel hidratada, flexible y libre de toxinas, reduciendo problemas como el acné.
Regulación térmica: es fundamental para regular nuestra temperatura corporal, especialmente en situaciones de ejercicio o calor.
Salud cardiovascular: consumir suficiente agua favorece la circulación sanguínea y previene enfermedades del corazón.
Rendimiento físico y mental: la hidratación adecuada mejora el rendimiento físico y, al evitar la deshidratación, potencia la concentración y la memoria.
Fortaleza y control de peso: el agua fortalece nuestro sistema inmunológico y, al mismo tiempo, ayuda a controlar el apetito, promoviendo la pérdida de peso.
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