Es importante enfocarse en los cambios en el estilo de vida como alimentación, la actividad física y el peso.
Cuando se le diagnóstica una enfermedad a un paciente, este es la primera vez que se pone a pensar en salud y qué debe hacer para conservarla. Por eso, es importante que seamos claros con el mensaje de que todas las indicaciones de cambios de hábitos y vida más saludables son recomendables para todas las personas, tengan o no diabetes. Por lo tanto, la propuesta es, de a poco, mejorar los hábitos de toda la familia y todo su entorno.
Partiendo desde ahí podemos enseñar los grupos de alimentos, los índices glucémicos de los mismos y los beneficios del movimiento en el control glucémico o azúcar en sangre del individuo. Pero nunca instalar la idea de alimentos prohibidos, porque la diabetes no significa intolerancia digestiva ni alergia, sino una incapacidad de adaptar la secreción de insulina a una llegada brusca de glucosa a la sangre.
Entonces lo que debemos hacer es poder armar talleres y consultas en las que enseñemos las mejores elecciones y hábitos de alimentación, disminución del sedentarismo, del consumo de alcohol y tabaco que son factores de riesgo que modifican el perfil antropométrico (peso, talla y circunferencia de cintura), bioquímico (colesterol total, HDL, LDL y glucosa), clínico (tensión arterial y frecuencia cardíaca), y son muy importantes a considerar para la prevención del desarrollo de diabetes mellitus en adultos.
La probabilidad de desarrollar diabetes depende de una combinación de factores de riesgo, como los genes y el estilo de vida. Aunque no se pueden cambiar ciertos factores de riesgo como los antecedentes familiares, la edad o el origen étnico, sí se pueden cambiar los que tienen que ver con la alimentación, la actividad física y el peso. Estos cambios en el estilo de vida pueden afectar la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2. Por eso, es importante cambiar el estilo de vida ya que es la mejor manera de poder prevenir todo tipo de enfermedades, no sólo la diabetes.
Tener un peso saludable y poder mantenerlo con una alimentación sana la mayor parte del tiempo, ayuda a prevenir o retrasar la aparición de la diabetes. Disfrutar un movimiento, sumando 10 mil pasos por día o al menos 30 minutos de actividad física 5 días a la semana, ayuda a salir del sedentarismo.
A su vez, la meditación, las pausas y los descansos no deben olvidarse a la hora de prevenir enfermedades crónicas como la diabetes.
Por la Dra. Sánchez Calvin (MN 121757), médica especialista en nutrición, psicología médica y experta en psiconutrición.
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